lunes, 9 de noviembre de 2009

SI

Si alguien supiera cómo me siento. Si yo lo supiera. No me duele ni la boca del estómago, ni es agudo ni punzante. No es visible ni grosero. Es sordo y es ciego y no es dolor. Es una molestia constante que me arrebata todo y me transforma en un líquido viscoso lleno de pensamientos vacuos. Y entonces busco el aliento de algún filósofo que me ataje y me devuelva a alguna orilla conocida en forma de basura escupida por su mar. Que me vomite al menos , pero que haga conmigo lo que yo no puedo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que correr a agarrarse de lo que sea, de las películas, de los libros, de la música. Sólo eso nos puede salvar.
Un beso, María.