sábado, 18 de septiembre de 2010

VIVO MURIENDO

Vivo muriendo de pena. La que me somete a esta experiencia magnánima con un pobre par de retinas. Un apéndice nasal cien veces inferior al de mi perro, dos dedos que señalan, cientos de papilas corrompidas por el entrenamiento de la cultura y estos oídos. Decodificadores de intenciones y expertos en dejar escapar los sablazos del viento.
        Quiero deshacerme de estos instrumentos subjetivos. Torpe. No merezco seguir deambulando entre sentidos que reflejan la imagen y semejanza del engaño.

Agonizo. Poco a poco el sometimiento constante de mi mente al sistema cerrado de símbolos, a la gama finita de matices, esta licuando mi ingenuidad.
Ya no soporto la negrura descomunal envuelta en el límite de mis visiones.

SERMÓN


Solté una carcajada después del amén. Sus sermones me producían un efecto tan siniestro  que  llegué a creer que estaba poseída. Cuando nos llamaba a la austeridad, sentía deseos irrefrenables de ahogarme en la gula. Y si intentaba inspirarnos a amar, al regresar a casa me detenía en cada una de las almas de mi cuadra y las desollaba vivas.
Cuando el último gorjeo de mi risa se apagó, él giró la cabeza como la de un soldado ruso y me quemó con sus pupilas. Después se esfumó por la puerta de la sacristía.
Una charla intrascendente nos entretuvo a la salida hasta que alguien dijo, “Se hace tarde”, y nos obligó a partir.
El grupo se disipaba de a poco con sus bicicletas inglesas, mientras  yo luchaba por liberar el candado de la mía. Entonces apareció de la nada vestido de civil. Y con una furia que aún hoy me aniquila, me arrastró seco de palabras hasta una pared sin revoque y me besó hasta hoy.

viernes, 10 de septiembre de 2010

LOS HUMORES DE PAPÁ 11

- Qué querés comer para el almuerzo, papá?"
- Mmm... 3568 granos de arroz con manteca y queso.
- ¿Los vas a contar vos?
- No, no tengo calculadora.
- ¿Entonces?
- Entonces me los como sin contar y listo.

HUMORES DE PAPÁ 10

Escucho que se acerca. Yo a veces me escondo para escribir porque me mira con insistencia y me distraigo. Me encontró.
- Ah, estás acá!
Viene y me acaricia la cabeza.
- Sí, estoy escribiendo, papá.
Le sonrío y vuelvo a posar la mirada en la pantalla de mi computadora. Cuando no lo miro él me saca la lengua y me hace pito catalán.
- Vos me sacaste la lengua, papá?
- Yoooo? Nunca.
Vuelve a acariciarme y sonríe. Retiro la mirada y me saca la lengua otra vez y así seguimos un rato hasta que se cansa y se va.

domingo, 5 de septiembre de 2010

LOS HUMORES DE PAPÁ 9

 Le pregunto...
- Pápá, te vas a bañar?
Me contesta...
- Y vos decís que no me voy a disolver?
- No, papá.
- Ah, bueno entonces sí.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

LOS HUMORES DE PAPÁ 8

- Hasta cuando me voy a quedar en tu casa?

- Hasta el 4 de septiembre, papá.

- Ah, entonces tu casa se va a quedar sin mí después del 5?.

- Sí, papá.