martes, 3 de agosto de 2010

LOS HUMORES DE PAPÁ

La teoría de los cuatro humores sostenía que el cuerpo humano está lleno de cuatro sustancias básicas, llamadas humores. Líquidos, cuyo equilibrio o desequilibrio indicaba el estado de salud de la persona. Así, todas las enfermedades y discapacidades resultarían de un exceso o déficit de alguno de estos cuatro humores. Estos fueron identificados como bilis negra, bilis, flema y sangre. Cada uno de los cuatro humores aumentaba o disminuía en función de la dieta y la actividad de cada individuo. Cuando un paciente sufría de superávit o desequilibrio de líquidos, su personalidad y su salud se veían afectadas.


Papá se ha enfermado de la memoria.  Su dieta cambió y ahora come muy poco. Y no se cuál es el fluido que aceitaba sus recuerdos. Sólo se que se esta acabando. Como La Nada que devoraba al Reino de Fantasía en La Historia Sin Fin, su mundo se está desvaneciendo de a poco. No son más de siete cosas las que guarda en su memoria y alterna en sus conversaciones. Su sordera lo aisla aún más de mí, pero no de los árboles, las nubes ni del viento a quienes admira y describe. También recuerda a su caballo y, a Perico, un lorito hablador que vivía en su caballeriza. Recuerda el orfanato donde se crió y algunas mañanas en el monte.  Y algo que me llama mucho la atención de su nuevo estado, es que su  humor simple y juguetón se ha acentuado. Si le digo que los mojones de la ruta se ubican  cada un kilómetro me pregunta... y los secones también?. No recuerda en que mes o día estamos entonces yo le digo: es domingo papá... y él sonriente dice: todo el día?
Dejó de pedirme tés mojados y que le compre una espalda nueva en la farmacia. Pero dice que se va a comer a mi gato con papitas y morrones al horno. Cuando en silencio compartimos tardes en el living, él se oculta detras de su diario y jugamos a las escondidas mientras yo escribo en mi notebook. Un nuevo padre está aflorando del desequilibrio de fluídos en su cuerpo. Un padre al que entiendo más y juega conmigo más que cuando era chica. Un padre que borró de la memoria todos los dolores y sólo recuerda que soy alguien con quien jugar y compartir los humores del hoy que es lo único que retiene con sus ojos viejos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me he leido casi todos tus textos...que buenos, te felicito..me alegran...que ganas de vivir..;que humor y un poquitin de ironia...anda sigue escribiendo!!!!

Clemencia González Silveyra dijo...

Uy! Cuánto te agradezco! Qué lindo y reconfortante! Como una buena sopa! Abrazo

fabieri dijo...

MADRE DE MI VIDAAAAAAAAAAAAAAAAAA que belllo escribesssssssssssss!!!

en verdad es todo un placer leerte, acabo de descubrirte y haz de cuenta que te conozco de siempre....

este relato me ha llegado a lo mas profundo de mi corazon...

te envio saludos desde tabasco, mexico.....

:)