sábado, 18 de septiembre de 2010

VIVO MURIENDO

Vivo muriendo de pena. La que me somete a esta experiencia magnánima con un pobre par de retinas. Un apéndice nasal cien veces inferior al de mi perro, dos dedos que señalan, cientos de papilas corrompidas por el entrenamiento de la cultura y estos oídos. Decodificadores de intenciones y expertos en dejar escapar los sablazos del viento.
        Quiero deshacerme de estos instrumentos subjetivos. Torpe. No merezco seguir deambulando entre sentidos que reflejan la imagen y semejanza del engaño.

Agonizo. Poco a poco el sometimiento constante de mi mente al sistema cerrado de símbolos, a la gama finita de matices, esta licuando mi ingenuidad.
Ya no soporto la negrura descomunal envuelta en el límite de mis visiones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

proba con el psiquiatra