miércoles, 9 de septiembre de 2009

MAMÁ, ¿POR QUÉ LIDIA NO SE SIENTA CON NOSTROS A LA MESA?

Esa pregunta la formulé el 21 de junio de 1968
a la hora de comer. Lo recuerdo con mucha precisión
porque empezaba el invierno y fue el mismo día que
me agarré el dedo gordo de la mano
con la puerta del falcon. Lidia, la señora
que trabajaba en casa, esa noche se sentó
a la mesa para ayudarme a cortar con el cuchillo.
El dolor punzante en mi dedo me impedía
hacerlo por mis propios medios.
Mamá comía atún La Campagnola con ensalada
de chauchas y yo milanesa con puré.
Ustedes se preguntarán por qué la que
me ayudaba era Lidia en vez de mamá…
Por suerte ese tipo de preguntas
no se me ocurrían a mis seis.
Lo que yo quería saber era mucho más importante.

_ Mamá ¿Por qué Lidia no se sienta siempre con nosotros a la mesa?
_ Porque está cansada de estar con nosotros todo el día, gordita.
_ Estás cansada de nosotros, Lidia?
_ No
_Mamá…dice Lidia que no está cansada.
_Bueno. Y qué va a decir, chiquita.
_ A mí me parece que Lidia no se sienta porque no te gusta. ¿Es porque dice jodida, mina, culo y la calor?
_ Pero qué disparate! Qué estás diciendo!
_ No se preocupe, señora. Es una nena…
_No se dice nena , Lidia. A mamá no le gusta. Tampoco le gusta que diga rojo, apetito, coche, hermoso y falleció.
_Clemencia! Qué te pasa? Mirá que te vas a ir a la cama sin comer arroz con leche, eh!
_No se haga problema, señora. Es cierto, me falta educación. Voy a tratar de hablar mejor, permiso.
_ Mirá lo que hiciste! Te vas a tu cuarto inmediatamente. ¿Y por qué llorás, ahora?
_Porque me duele mucho el dedo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajaja me imagino la escena, es para alquilar balcones.
Beso grande.
Flor.

Anónimo dijo...

anonimo soy yo, Florencia Saurí

Fabiana Aloi dijo...

que...curiosidad cotidiana para todos los chiquitos, para quienes todos somos iguales, todavia.